CUANDO SE habla de maniquíes siempre se piensa en las grandes estrellas de las pasarelas internacionales. Sin embargo, existen miles de modelos a quienes nunca se les ve la cara. Son modelos por partes. Son modelos a quienes empresas de todo tipo contratan por sus manos, sus piernas o sus nalgas. Cobran tarifas similares a las de sus colegas y tienen que someterse a las mismas pruebas de selección, sólo que mostrando partes concretas del tronco o las extremidades.

Con su trabajo, Rosanna Walls ha conseguido mucho más que superar un complejo: "Tengo un pandero muy grande. En este mundo de anoréxicas me daba verguenza, hasta que me di cuenta de que mi culo también tenía sus beneficios". Fotografiar sus nalgas para una campaña de publicidad cuesta entre cien y doscientas cincuenta mil pesetas por sesión. Para vivir del trasero, éste debe ser grande, sin marcas y sin celulitis. "La máxima virtud del mío es la redondez. Lo heredé de una abuela cubana", dice esta canaria de 24 años cuyas medidas son 95-63-95. Ha hecho de doble en publicidad y en el cine. el cuerpo que luce María Shneider en la serie Camino de Santiago es el suyo; y a la modelo del Lancia K sólo le pertenece la cabeza; el resto es de Rosanna. "Estoy orgullosa de ser la chica del Ron Barceló, en cuya campaña caminaba de espaldas desnuda por la playa", recuerda. Los castings de culos se hacen en tanga y sin zapatos, para evitar que con el tacón apuntalen las nalgas: "Te piden que te muevas para comprobar si está firme". Cremas, masajes, mucha bicicleta y subir escaleras "cada vez que veo unas me digo "pa mi culo"".